Cómo recuperar la motivación cuando estás agotado o desmotivado
- Nathalie Ariey-Jouglard
- 2 jun
- 2 Min. de lectura

La peluquería canina es una profesión apasionante, pero también muy exigente. Física, mental y emocionalmente. A veces basta con una acumulación de citas, clientes difíciles o preocupaciones personales para que la motivación se evapore. Y de repente, lo que antes era una vocación se vuelve una carga. Entonces, ¿cómo volver a encender la chispa?
1. No es pereza, es cansancio
La desmotivación no es sinónimo de flojera. Muchas veces es el resultado directo del agotamiento. Cuando estás mental o físicamente al límite, incluso las tareas más simples se hacen cuesta arriba.
Pregúntate: ¿estoy desmotivado o simplemente agotado? ¿Estoy descansando lo suficiente? Tomarse una pausa no es perder el tiempo, es recargar para poder seguir.
Reconecta con tu “por qué”
Cuando perdemos de vista el sentido de lo que hacemos, la motivación se debilita. Vuelve a lo esencial: ¿por qué elegiste esta profesión? ¿Qué te emocionaba al principio? ¿El contacto con los animales? ¿El placer de transformar su apariencia? ¿La libertad de tener tu propio negocio?
Anótalo. Aunque sea en pocas frases. Te ayudará a reenfocar y a reconectar con tu propósito.
Cambia el ritmo
La rutina puede dar estructura, pero también agota. Cambiar el ritmo, aunque sea temporalmente, puede renovar la energía.
Reduce tu carga de trabajo por unos días. Prueba con nuevos horarios. Reserva tiempo para formarte, crear o descansar. A veces no se trata de abandonar, sino de avanzar de otra manera.
Introduce aire fresco en tu día a día
Un pequeño cambio puede tener un gran impacto. Una nueva prenda de trabajo, una decoración diferente, una playlist renovada o un nuevo tratamiento de cuidado. La novedad estimula el cerebro y rompe con la monotonía.
Probar un servicio diferente o aprender una técnica nueva también puede darte impulso. Lo nuevo renueva tanto tu entusiasmo como el interés de tus clientes.
No lo lleves todo solo
La sensación de desmotivación empeora con el aislamiento. Habla con otros peluqueros, comparte lo que sientes. A veces una simple conversación puede aligerar una gran carga.
Escuchar un “yo también me siento así” puede ser reconfortante y revitalizante.
Regálate pequeñas victorias
En momentos de duda, lo mejor es acumular logros visibles. No hace falta que sean enormes: un cliente satisfecho, un resultado impecable, un perro que se va tranquilo.
Guarda esos momentos. Haz fotos, anota los elogios, archiva los mensajes bonitos. Son pruebas de que tu trabajo vale la pena.
A veces, avanzar es ralentizar
Ser peluquero no es una carrera de velocidad. Es un camino de fondo. La productividad no siempre es hacer más, sino hacer lo que perdura.
Tómate un respiro. Acepta que no siempre estarás lleno de energía. Y recuerda: la motivación volverá. Solo necesita que le dejes un espacio para regresar.
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