Las Galletas Mágicas de Navidad de Calabaza y Canela
Era un principio de diciembre tranquilo en el nevado pueblo, y la familia García, bien abrigada en su acogedora casa, preparaba cuidadosamente las decoraciones de Navidad. Lucía y Mateo, los dos niños, estaban ocupados alrededor del árbol de Navidad, colgando guirnaldas y adornos brillantes. A sus pies, sus fieles compañeros, Bruno el perro y Mia la gata, los observaban con curiosidad, como si presintieran que esta temporada festiva les traería algunas sorpresas.
Mientras la familia se preparaba para ir a dormir, una luz dorada iluminó de repente la cocina, proyectando sombras misteriosas por toda la casa. Curiosos y asombrados, Lucía y Mateo se deslizaron hasta la cocina y descubrieron a un pequeño duende de ojos chispeantes, con un gorro verde y botas rojas.
“¡Hola!” dijo con una guiñada. “Soy Pipin, el duende de Navidad, enviado especialmente por Papá Noel. Tengo una misión para ustedes: preparar galletas navideñas... pero no cualquier galleta. Estas galletas son mágicas y están destinadas a llenar a sus compañeros del espíritu navideño.”
Los ojos de Lucía y Mateo se abrieron de sorpresa, y Bruno se acercó, moviendo la cola, como si entendiera cada palabra. Mia, mientras tanto, se escabulló silenciosamente al mostrador, cautivada por esta aparición inesperada.
“¡Muy bien! Comencemos la receta,” declaró Pipin mientras agitaba una pequeña botella chispeante llena de polvo de estrellas. “Para las galletas de Bruno, necesitamos 200 gramos de puré de calabaza, un huevo, dos cucharadas de miel para endulzar, y 300 gramos de harina de arroz.”
Los niños se pusieron manos a la obra: Lucía tomó un bol grande y agregó el puré de calabaza, mientras Mateo, concentrado, rompía el huevo. Pipin, con un gesto elegante, espolvoreó el polvo de estrellas en la mezcla, y una suave luz iluminó la masa. “Ahora, añade una pizca de canela para un toque festivo y mezcla bien,” susurró el duende con una sonrisa.
La masa, como por arte de magia, tomó un color dorado y emitió un dulce aroma a canela que envolvió la cocina en un perfume festivo. Pipin sacó unos moldes en forma de estrellas y corazones y explicó: “Estas formas son mágicas; ayudan a que los animales sientan el amor y el calor de la Navidad. Cortad la masa y colocad las galletas en una bandeja.”
Lucía y Mateo cortaron cuidadosamente la masa mientras Bruno y Mia miraban fascinados. Una vez listas las galletas, las metieron al horno, a 180°C. Pipin les confió: “Estas galletas llenarán a Bruno con el espíritu navideño, conectándolo con las festividades y con los que ama.”
Después de 25 minutos, las doradas galletas estaban listas, difundiendo un aroma encantador. Bruno recibió una y la devoró feliz, moviendo la cola con alegría. Pipin sonrió satisfecho. “Estas galletas le traerán a Bruno la alegría de la Navidad, y se sentirá profundamente conectado con las festividades.”
Antes de desaparecer en un suave brillo dorado, Pipin les susurró a los niños: “La próxima semana, volveré con una sorpresa para Mia. ¡Ella también merece un poco de magia navideña!”
Llenos de alegría, Lucía y Mateo se acostaron esa noche, ansiosos por descubrir la próxima aventura que Pipin les deparaba. En cuanto a Bruno, se quedó dormido, su corazón lleno de calidez navideña.
Receta: Galletas de Navidad de Calabaza y Canela para Perros
Ingredientes:
200 g de puré de calabaza
1 huevo
2 cucharadas de miel (opcional, en pequeñas cantidades)
300 g de harina de arroz
1 cucharadita de canela
Instrucciones:
Precalentar el horno a 180°C.
En un bol grande, mezclar el puré de calabaza, el huevo y la miel.
Añadir la harina y la canela, mezclando hasta obtener una masa firme.
Extender la masa y cortar en forma de estrellas y corazones.
Colocar en una bandeja de horno y hornear durante 20-25 minutos.
Dejar enfriar antes de servir a Rocky.
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