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Episodio 2 – Errores que minimizamos… pero que el cliente detecta al instante

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En el ritmo intenso de una jornada de peluquería, a veces pasamos por alto pequeños detalles. Pensamos que no es nada, que no se notará, o que el cliente probablemente no se dará cuenta.Pero…

A menudo, son justamente esos detalles los que el cliente nota de inmediato. No porque sea exigente o quisquilloso, sino porque ve con una mirada fresca, sin la fatiga ni la rutina que nosotros, los profesionales, acumulamos.


El ojo del cliente: un radar infalible

El cliente quizás no tenga nuestros conocimientos, pero tiene una ventaja poderosa: conoce el "antes". Ve a su perro todos los días, y notará de inmediato:

  • una forma extraña en la cabeza,

  • las patas más cortas que de costumbre,

  • una oreja desigual,

  • un olor persistente,

  • o un pelaje que se engrasa o enreda muy rápido.

Lo que a nosotros nos parece “normal” o “aceptable” puede, para él, ser un cambio drástico y decepcionante.


Errores comunes que minimizamos… pero el cliente no


1. Pelaje húmedo en la raíz

Un pelaje seco por fuera pero húmedo en la base puede provocar:

  • mal olor en pocas horas,

  • picor o incomodidad,

  • una sensación de trabajo mal hecho.


2. Detalles finales descuidados

Una uña no cortada, un nudo detrás de la oreja, una legaña no retirada…Para nosotros: un olvido. Para el cliente: una falta de atención hacia su animal.


3. Corte más corto de lo esperado

Aunque haya una explicación técnica (nudos, salud del pelo), el cambio visual puede causar enfado o decepción si no se anticipa.


4. Olor desagradable después del baño

El cliente espera un perro limpio y con buen olor. Un aroma natural suave o un secado incompleto puede interpretarse como “el perro no está limpio”.


¿Por qué minimizamos estos detalles?

Por varias razones:

  • Fatiga al final del día.

  • Presión por ser rápidos.

  • Costumbre: dejamos de ver los fallos pequeños.

  • Exceso de confianza: “Sé lo que hago; no se darán cuenta.”

Pero minimizar es ignorar la experiencia del cliente. Y en un oficio basado en la fidelidad, cada impresión cuenta.


¿Cómo evitar estas situaciones?


Usar una lista de control visual

Antes de entregar el perro, dedicar 30 segundos a revisar:

  • Limpieza de ojos, orejas, patas.

  • Corte uniforme.

  • Pelaje completamente seco.

  • Olor agradable.


Revisar como si fuese un texto

Así como corregimos un texto para evitar errores, también debemos “corregir” nuestro trabajo de peluquería.


Anticipar y comunicar

Si sabemos que el resultado no será perfecto (corte más corto, nudos, etc.), comunicarlo antes.Un cliente informado será menos sorprendido y más comprensivo.


En resumen

Los errores que minimizamos no son tan pequeños para el cliente.Y muchas veces, son los que marcan la diferencia entre una relación duradera… o una pérdida.

Tomarse el tiempo para revisar, explicar y perfeccionar es más que profesionalismo: es respeto.Y ese respeto, el cliente lo nota. Al instante.


Nos vemos el próximo lunes para el Episodio 3: “El error de escucha: cuando el peluquero oye… pero no escucha de verdad”

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