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Los 5 errores más frecuentes al elegir un champú profesional

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La elección de un champú profesional es una decisión crucial para cualquier peluquero canino o felino. Este producto actúa directamente sobre la piel y el pelaje del animal… pero también sobre la salud del profesional que lo manipula a diario. Sin embargo, muchos caen en los mismos errores. Estos son los 5 más comunes que conviene evitar.


1. Dejarse seducir por el marketing y el envase


Un frasco bonito, un buen olor, promesas de brillo “instantáneo”… Los fabricantes saben cómo llamar la atención. Pero ojo: un diseño atractivo o un eslogan llamativo no garantizan ni seguridad ni calidad.


Reflejo correcto: mirar más allá de la etiqueta y comprobar la información técnica y la composición real.


2. No revisar los ingredientes irritantes o controvertidos


Muchos champús contienen componentes problemáticos: tensioactivos sulfatados demasiado fuertes, conservantes alergénicos (como el MIT) o exceso de fragancias sintéticas. Estos pueden causar rojeces, picores o reacciones cutáneas, tanto en el animal como en el peluquero.


Reflejo correcto: aprender a identificar estas sustancias y optar por fórmulas más suaves, realmente seguras para un uso frecuente.


3. Creer que un solo champú sirve para todos los animales


No existe un producto universal. Un champú de mantenimiento no dará el mismo resultado que uno blanqueador, ni que uno calmante para pieles sensibles.


Reflejo correcto: disponer de una pequeña gama profesional adaptada a los diferentes tipos de pelaje y situaciones de trabajo.


4. Olvidar los riesgos para el peluquero


Cada vez que abres, diluyes o pulverizas un producto, partículas finas se dispersan en el aire. Las inhalas, entran en contacto con tus manos y tus ojos. Con el tiempo, esto puede causar alergias, irritaciones, migrañas o tos crónica.


Reflejo correcto: elegir productos mejor tolerados, usar guantes cuando sea necesario y trabajar en un espacio bien ventilado.


5. Gestionar mal la dilución y el modo de empleo


Un champú mal diluido puede perder eficacia… o volverse demasiado agresivo. Muchos profesionales improvisan en lugar de seguir las indicaciones del fabricante.


Reflejo correcto: respetar estrictamente las proporciones recomendadas y preparar las diluciones en condiciones higiénicas y controladas.


Conclusión


Elegir un champú profesional no significa “coger el que huele bien” o “el que todos usan”. Es una decisión técnica y responsable que debe proteger:

  • la piel y el pelaje del animal,

  • la salud del peluquero,

  • y la calidad del resultado final.


👉 Y tú, ¿has detectado ya alguno de estos errores en tu práctica diaria?

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