Por qué la elección de los productos no debe dejarse al azar
- Nathalie Ariey-Jouglard

- 17 nov
- 2 Min. de lectura

En un salón de peluquería canina, los productos son mucho más que simples accesorios: son los compañeros invisibles de cada sesión.Sin embargo, muchos profesionales siguen eligiendo sus champús, mascarillas o sprays basándose en un perfume agradable, una etiqueta bonita o la costumbre.Elegir productos de peluquería debería ser un acto consciente, informado y profesional, ya que influye directamente en la salud cutánea, la seguridad y el bienestar del animal, además de reflejar la credibilidad del peluquero.
Un gesto técnico… y científico
Cada producto aplicado sobre la piel o el pelaje actúa sobre un sistema biológico complejo: la barrera cutánea, el microbioma y la capa lipídica protectora. Un champú demasiado agresivo, una mascarilla inadecuada o un perfume irritante pueden alterar estos equilibrios delicados y provocar irritaciones, picazón o exceso de sebo. Elegir un producto significa comprender cómo interactúa con la piel del animal. Ahí es donde el conocimiento profesional cobra sentido: más allá de la técnica, está la comprensión científica del cuidado.
Los errores más frecuentes
Las malas elecciones suelen deberse a razones simples:
El poder del marketing, que confunde la estética con la calidad;
El precio, erróneamente considerado indicador de eficacia;
El aroma, elegido para agradar al dueño y no al animal;
O la costumbre, porque “siempre ha funcionado”.
Estos reflejos son humanos, pero alejan del razonamiento profesional.Un buen peluquero no elige con emociones, sino con conocimiento y pensamiento crítico.
El papel del profesional: analizar, no seguir
La etiqueta de un producto es una fuente valiosa de información.Ingredientes, tipo de tensioactivo, conservantes, modo de uso, advertencias: cada detalle cuenta. Saber leerlos forma parte del oficio del cuidador informado. Es lo que diferencia un trabajo rutinario de una práctica consciente y responsable.
Hacia una nueva generación de peluqueros
La profesión evoluciona. Cada vez más peluqueros buscan comprender qué aplican realmente sobre la piel de los animales. Esta visión científica y ética no solo mejora los resultados, sino que también refuerza la confianza del cliente y la reputación del salón. Es el fundamento de la filosofía promovida por la International Grooming Society (IGS) y el método DAATA-ICDG, que colocan el conocimiento de la piel, el pelaje y los productos en el centro de la práctica moderna.
En conclusión
Elegir los productos no significa “seguir la moda”: significa ejercer con conciencia. Cada tratamiento es un acto dermatológico, y la competencia del peluquero se mide también por su capacidad de proteger la piel que toca. El primer paso hacia una práctica más responsable es repensar nuestros criterios de elección.




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